Espeluznantes atisbos de rabia cernían sobre lo que
alguna vez fue el sitio resplandeciente
El que todos anhelaban para su vida y muerte.
De Yakhan provenían las grandes familias de las razas
supremas
De Yakhan emergían los mejores y más aptos guerreros
del cosmos
De Yakhan se pudo ver la corrupción y la cólera en
cuestión de segundos.
En Yakhan se cometió la peor infamia de todas
En Yakhan se demostró que los más aptos eran los más
depravados
En Yakhan muchos presenciaron la gran caldera.
Allí se vertieron miles de crías recién nacidas de
razas inferiores, como la de “los últimos”.
Allí los hervían vivos, para luego devorarlos como un
deleite
Pero el rey de reyes tenía ojos en todo el cosmos, él
era el uno y el otro y el todo y la nada al mismo tiempo que la inexistencia y
la existencia del concebir.
Narishgan no soportó tal oprobio ante sus baldos ojos
Narishgan maldijo a los impíos que en su ausencia se
aprovecharon de las razas menores.
Yakhan se convirtió en la putrefacción en vida
Cada rastro de esplendor y belleza tanto en la
arquitectura como la anatomía se perdió por completo en Yakhan.
En cuestión de milésimas, pasó de ser la ciudad del
esplendor a la ciudad de la podredumbre
Miles de plagas y pestes arrasaron todo el esplendor
cósmico jamás conocido
Y para los que se preguntaban qué era de los
habitantes.
Pues eran sólo masas amorfas que vivían y que apenas
podían moverse.
Pero aún sentían, pensaban y sufrían
Y ese sería el castigo por toda la eternidad, por
parte del rey de reyes por haber traicionado a sus propios hermanos.
Ahora Yakhan era sólo un rumor del esplendor de lo que
fue en un pasado, cuando seguían el camino de la rectitud respetando a sus
hermanos inferiores.
Pero no todo castigo es digno y justo
Muchos amorfos de Yakhan se retiraron en capsulas
hacia el vacío del espacio.
Muchos en busca de venganza
Muchos en busca de razas inferiores
Muchos en busca de planetas débiles
Muchos en busca de volver a tomar lo que se les arrebató
Ahora si quieren saber cómo se los llama a la raza que
en un pasado irradió jubilo en Yakhan.
Pues se los puede nombrar como los amorfos impíos de
Yakhan…
Yakhan por Damián Fryderup se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.
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